Crear Equilibrio: Fomentando la Autoaceptación y el Crecimiento Personal Este Verano

Crear Equilibrio: Fomentando la Autoaceptación y el Crecimiento Personal Este Verano

A medida que el verano despliega sus rayos dorados y el aroma del protector solar se convierte en un básico, la anticipación de los días de playa y la búsqueda del esquivo ‘cuerpo de bañador’ se intensifican. Esta temporada, a menudo retratada en tonos vibrantes y despreocupados, puede paradójicamente dar paso a un período de profunda autoevaluación para muchos. Las presiones sociales se amplifican a medida que nos despojamos de capas de ropa, y la búsqueda de esculpir un físico listo para el verano a través de dietas y rigurosas rutinas de gimnasio se convierte casi en un ritual cultural. Sin embargo, en medio de este bullicio de auto-mejora, persiste una pregunta crucial: ¿Cuánto confort realmente sentimos en nuestra propia piel? El viaje entre la autoaceptación y el deseo de ser nuestra mejor versión presenta un paisaje complejo, marcado tanto por las expectativas sociales como por las aspiraciones personales. Es un baile de equilibrio: saber cuándo avanzar y cuándo quedarse quieto, apreciando nuestros cuerpos por su funcionalidad y belleza, independientemente de cuán cercanos estén a los ideales sociales. ¿Cuánta energía debemos invertir en mejorar nuestro físico, y a qué costo para nuestro bienestar mental y emocional? En este contexto de reflexión y renovación, quiero compartir una historia que encapsula vívidamente esta lucha y eventual armonía entre la auto-mejora y la autoaceptación.

 

En un frondoso bosque vivía Rondo, un robusto rinoceronte conocido por su poderoso cuerno y sólido marco. Un día de verano junto a un arroyo, Rondo encontró a un unicornio, una criatura de impresionante gracia con una melena brillante y un cuerno majestuoso. Al confundirlo con otro rinoceronte, Rondo admiró su forma elegante y decidió remodelarse para igualar esta visión de belleza. Se embarcó en un régimen intenso, esforzándose por transformar su poderoso físico en algo más refinado. A pesar de sus esfuerzos, el cuerpo de Rondo permaneció sin cambios, lo que lo llevó a ver sus fuertes rasgos con creciente desdén. «¿Por qué no puedo ser como él?», lloraba Rondo. La comparación con el unicornio suscitó sentimientos de inseguridad y fealdad, emociones que le eran desconocidas antes de este encuentro. Su angustia creció hasta que una tarde, Ella, una vieja elefanta sabia y su amiga, notó su tristeza. Ella le recordó: «Rondo, tú eres un rinoceronte, no un unicornio. Cada criatura tiene sus fortalezas. ¿Por qué no esforzarte por ser el mejor rinoceronte que puedas ser, inspirado para sentirte ágil y elegante, pero a tu manera?» Tomando a pecho las palabras de Ella, Rondo comenzó a apreciar sus cualidades únicas. Adaptó sus actividades para realzar sus fortalezas naturales, enfocándose en la salud y la agilidad adecuadas a su forma. Poco a poco, aprendió a abrazar su identidad, encontrando paz en su propia piel y la sabiduría para celebrar sus atributos distintivos.

 

En nuestra búsqueda de auto-mejora, es vital recordar nuestras fortalezas y limitaciones únicas. Esfuérzate no por convertirte en una copia de otro, sino por ser la mejor versión de ti mismo, inspirado por otros pero fiel a tu naturaleza. Con la historia de Rondo en mente, profundicemos en cómo podemos aplicar esta lección a nuestras propias vidas, especialmente durante el verano cuando la presión para conformarse a ciertos estándares estéticos se intensifica. Es esencial encontrar un equilibrio entre el deseo de auto-mejora y la necesidad de autoaceptación.

 

Todos disfrutamos de la sensación de sentirnos bien: internamente vibrantes, saludables, activos, ágiles y sin dolor. De manera similar, hay un placer innegable en vernos bien, un deseo que resuena con muchos de nosotros. Sin embargo, es crucial recordar que la estética es altamente subjetiva. Lo que permanece objetivo, sin embargo, son los sentimientos de felicidad, alegría y salud. No hay nadie más radiante que una persona que se siente realizada, en paz y enamorada de la vida. Para abrazar verdaderamente estas cualidades, debemos primero aceptar quiénes somos. Esto incluye reconocer nuestras historias personales y características físicas, entendiendo que ninguna es inherentemente mejor o peor que la de otro. La aceptación también se extiende a nuestras circunstancias, a dónde estamos en el viaje de la vida. Desde esta base de aceptación, podemos aspirar a moldearnos en quienes deseamos ser, pero sin autoengaño. Pretender amar nuestros cuerpos cuando no es así, o fingir salud cuando estamos enfermos, no sirve de nada. Más bien, se trata de nutrir nuestra disciplina, establecer objetivos realistas, cultivar hábitos saludables y aprender a dejar ir las cosas que están más allá de nuestro control mientras saboreamos cada día y las oportunidades que trae. Estas oportunidades pueden variar mucho de una persona a otra, pero definen quiénes somos en este momento. El cambio es una posibilidad constante en nuestras vidas, aunque algunos aspectos permanecerán como están, y aceptar esta realidad es clave para alcanzar la paz. La paz nos permite conectar profundamente con nuestros corazones, ayudándonos a discernir nuestros verdaderos deseos, incluyendo cómo queremos ser y, potencialmente, cómo deseamos vernos, si eso es lo que nuestro corazón nos dice. Si no es así, entonces deberíamos sentirnos libres de relajarnos y dejar de lado las preocupaciones. Juzgarnos a nosotros mismos o a los demás no sirve para nada más que para restarle alegría a la vida. Es importante darse cuenta de que nuestra autopercepción influye profundamente en cómo los demás nos perciben. El camino para ser genuinamente apreciados y queridos por otros comienza con amarnos y aceptarnos a nosotros mismos. Cuando albergamos juicios negativos hacia nosotros mismos, no solo disminuye nuestro propio bienestar, sino que también establece el tono de cómo otros se relacionan con nosotros. Si estamos constantemente criticándonos, enseñamos inadvertidamente a otros a centrarse en nuestros defectos. Por el contrario, cuando abrazamos nuestras propias cualidades e imperfecciones, invitamos a otros a hacer lo mismo. Esta aceptación crea una interacción más positiva y de apoyo con el mundo que nos rodea. Cuanto menos nos juzguemos a nosotros mismos, más abiertos nos volvemos a aceptar el amor y el respeto de los demás, cambiando fundamentalmente la naturaleza de nuestras relaciones y mejorando nuestra felicidad general.

 

Este verano, no dejemos que nos influencien las omnipresentes presiones para conformarnos con estándares irreales. En cambio, abracemos la temporada con el corazón abierto. Disfruta del calor del sol, del refrescante abrazo del agua y de los simples placeres de estar vivo. Este es tu momento de deleitarte en una experiencia humana llena de ricas experiencias sensoriales, cada una digna de ser vivida plenamente. Los humanos son únicos entre las criaturas vivientes debido a nuestra autoconciencia, que se manifiesta profundamente a través de nuestros cuerpos físicos, los instrumentos a través de los cuales experimentamos la vida. Mientras que todos los seres vivos interactúan con sus entornos, los humanos tenemos la ventaja distintiva de ser conscientes de estas interacciones. Poseemos el don de cinco sentidos físicos que nos permiten ver la belleza del atardecer, sentir el calor de la arena bajo nuestros pies, degustar la salinidad del océano, oír la risa de los amigos y oler el fresco aroma de las flores de verano. ¡Qué maravillosa razón para apreciar y atesorar nuestros cuerpos! Deja de lado la búsqueda de la perfección. En su lugar, celebra la increíble capacidad de tu cuerpo para proporcionar un portal a estas innumerables experiencias de vida, enriqueciendo cada experiencia y conectándote profundamente con el mundo que te rodea. Esta apreciación puede transformar momentos ordinarios en recuerdos extraordinarios y profundizar tu gratitud por el simple acto de vivir. ¿Realmente crees que tu cuerpo, hermoso e increíble, merece tu juicio, tu exigencia, tu falta de aprecio? Eres un equipo: tu mente, tu espíritu y tu cuerpo. Uno no prospera sin el otro y cada uno ayuda al otro. Cuídalo, ámalo, aprecialo. Olvida el quedar atrapado en las ideas de la sociedad de comercializarlo y objetivarlo.

 

Cada paso adelante, por pequeño que sea, es parte de un viaje más grande hacia una vida plena y alegre. Disfruta del verano y deja que sea una temporada de crecimiento, paz y felicidad abundante. Mientras recorres este camino, recuerda que el desarrollo personal y la autoaceptación no son solo tareas estacionales, sino procesos continuos que enriquecen cada aspecto de tu ser. Permite que este verano sea un tiempo en el que no solo persigas tus objetivos, sino que también aprendas a valorar la belleza del momento presente. Aprovecha la oportunidad de reducir la velocidad, reflexionar y conectar con tu yo interior y con quienes te rodean de maneras significativas. Que este sea un tiempo de renovación y descubrimiento alegre, donde cada día ofrece una oportunidad para celebrar la vida, profundizar tu comprensión de ti mismo y difundir positividad en tu comunidad. Brindemos por un verano lleno de amor, risas y la clase de felicidad profunda y satisfactoria que proviene de vivir verdaderamente en sintonía contigo mismo.

 

Por Lorena Bernal

Este texto fue utilizado para un artículo en Yoga Magazine (UK)

Aceptando Nuestro Verdadero Yo: Ayudando a los Niños a Sentirse Cómodos en su Propia Piel

Aceptando Nuestro Verdadero Yo: Ayudando a los Niños a Sentirse Cómodos en su Propia Piel

En el mundo de hoy, encontrar un adulto que se sienta completamente cómodo con su propio ser y dispuesto a compartir su verdadero yo con los demás es bastante inusual. A menudo nos imponemos ciertos estándares de perfección en apariencia y comportamiento, sintiéndonos mejor cuanto más nos acercamos a esos ideales. Esto nos lleva a enmascarar nuestro yo interior, adoptando identidades que creemos que se adaptan mejor a los diferentes mundos que navegamos. Aunque este fenómeno es generalizado entre los adultos, principalmente tiene sus raíces en la infancia. Comprender este viaje puede ayudarnos a guiar a nuestros hijos hacia la aceptación de su verdadero yo.

 

A medida que crecemos, desarrollamos diferentes identidades dependiendo de con quién estamos y dónde estamos. Esta capacidad camaleónica para adaptarse puede hacer que a veces sea difícil reconocer y aceptar nuestro verdadero yo. Es una habilidad que se aprende temprano en la vida, a menudo como respuesta a las expectativas sociales. Podemos ayudar a nuestros hijos y a nosotros mismos recordando que, como parte de la naturaleza, ya somos perfectos. Como cada árbol o flor, debemos estar altos y confiados, sabiendo quiénes somos y que estamos cumpliendo nuestro propósito sin juicio. No deberíamos juzgarlos, no deberíamos juzgarnos a nosotros mismos, y no deberíamos juzgar a nadie frente a ellos.

 

La Pureza de la Infancia

Los niños nacen puros y sin vergüenza de ninguna parte de su ser. Muestran libremente sus cuerpos, expresan sus opiniones y ofrecen abrazos o besos sin dudarlo. Son ruidosos, abiertos y llenos de asombro, no cohibidos por las normas sociales. Sin embargo, tarde o temprano, los adultos a su alrededor comienzan a enseñarles cómo cumplir con ciertos estándares. A un niño que expresa libremente sus emociones se le puede decir que «calme» o «comporte adecuadamente» en público. Es entonces cuando los niños comienzan a cubrir su verdadero yo, aprendiendo a encajar en los moldes establecidos por su entorno, generalmente en un esfuerzo por ser amados por sus adultos.

 

Aprendiendo de Adultos que Fingen

Los niños son perceptivos y notan rápidamente cuando los adultos a su alrededor están fingiendo. Ven las máscaras que llevan sus padres y otros adultos y, sintiéndose confundidos, comienzan a cubrir sus propias verdades. Si un niño ve a un padre actuar de manera diferente con amigos o colegas, podría comenzar a pensar que la autenticidad es algo que hay que ocultar. Este ciclo de fingir puede romperse por adultos que están dispuestos a encontrar, aceptar y mostrar su verdadero yo. Incluso si tu adolescente te dice cuán embarazoso eres por ser ruidoso, reír de manera extraña o sentirte feliz y libre, internamente están descubriendo el velo que les permitirá ser ellos mismos también. Esto es, por supuesto, asumiendo que este comportamiento no es causado por la ingestión de sustancias, sino que proviene de una aceptación alegre de nuestro hermoso regalo de vivir.

 

El mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos es ser fieles a nosotros mismos. Al descubrir quiénes somos realmente, aceptándolo y mostrándolo al mundo, demostramos a nuestros hijos que ellos también pueden ser ellos mismos. Si bien es importante adaptarse a las normas sociales, esto no debería costar la pérdida de nuestro verdadero yo.

 

Ver a Nuestros Hijos por Quiénes Son

Para ayudar a nuestros hijos a sentirse confiados, debemos verlos por quiénes son realmente, no por quiénes queremos que sean. Esto significa reconocer sus cualidades únicas y aceptarlas sin tratar de moldearlos según nuestras expectativas. Cuando los niños se sienten vistos y aceptados, ganan la confianza para mostrar su verdadero yo.

 

Los padres a menudo señalan los defectos o errores de sus hijos, manteniéndolos bajo altas expectativas. Esto envía un mensaje de que la perfección es el objetivo y que cualquier cosa menos es inaceptable. ¿Cómo pueden nuestros hijos sentirse confiados para mostrar su verdadero yo, imperfecto, si creen que no serán aceptados y amados? Es esencial permitir espacio para errores e imperfecciones, reforzando que son amados por lo que son, no solo por lo que logran. Desorganizados, no deportistas, mal educados, ruidosos, groseros, demasiado activos, demasiado tímidos… ¿Realmente? ¿Necesitamos mostrarles constantemente cuán imperfectos creemos que son?

 

Definitivamente debemos enseñarles cómo comportarse según las normas sociales, pero siempre hacerles saber que esto no aumentará su verdadero valor. Después de aprender las normas, tienen la libre voluntad de tomar decisiones alineadas con quiénes quieren ser. Mientras tanto, sugerimos, enseñamos, mostramos y no esperamos, pero confiamos.

 

Combatir Estándares Irreales

Los estándares mostrados en las redes sociales son increíblemente altos. Los niños están bombardeados con mensajes de que necesitan ser hermosos, en forma, confiados, orgullosos, activistas, divertidos, inteligentes, tontos y más. Cuando inevitablemente experimentan fallas y emociones humanas que no se alinean con estos ideales, se sienten defectuosos. Como padres, debemos estar allí para tranquilizarlos, mostrando amor de maneras que entienden y asegurándonos de no exigir perfección.

 

Esta tranquilidad no siempre debe transmitirse a través de conversaciones y lógica, sino a través de gestos, tonos, tacto y difundiendo una energía amorosa que percibirán. Aunque intentemos convencerlos con palabras, sabrán cuando esas palabras no provienen de la verdad y son simplemente lecciones aprendidas sobre cómo ser padres. La autenticidad en nuestras acciones y emociones es clave para proporcionar el apoyo que nuestros hijos necesitan para navegar estos estándares irreales.

 

Equilibrar el Trabajo y la Vida Familiar

Muchos padres trabajadores gestionan sus familias como si fueran empresas, buscando resultados, evitando errores y midiendo el éxito. Este enfoque puede crear un ambiente hogareño enfocado más en el rendimiento que en el amor. Nuestros hijos tienen el resto de sus vidas para esforzarse por el éxito; lo que necesitan ahora es una base de amor, aceptación y seguridad. Al crear un ambiente hogareño seguro, les permitimos embarcarse en sus vidas adultas desde un lugar de confianza y autoaceptación.

 

Prioricemos crear un hogar seguro y amoroso, incluso si tenemos miedo de no ser los padres más exitosos, asegurando que nuestros hijos se sientan vistos, escuchados y amados. Eso es todo lo que necesitan mientras les enseñamos lecciones de vida personificándolas y asesorando desde un punto de vista de guía sabia.

 

Guiemos a nuestros hijos hacia un futuro donde puedan mostrar con confianza al mundo su verdadero y hermoso yo mientras trabajan en convertirse en quienes están destinados a ser.

 

Por Lorena Bernal.

Este texto fue utilizado para un artículo en MMB Magazine.

Abrazando tu verano: Encontrando la alegría más allá de la presión

Abrazando tu verano: Encontrando la alegría más allá de la presión

A medida que el sol brilla más fuerte y los días se alargan, el verano trae consigo una avalancha de actividades y encuentros sociales. Aunque esta estación es sinónimo de diversión, también trae sus propios desafíos, incluyendo la presión de aprovechar cada momento y la constante comparación alimentada por las redes sociales. Aquí hay algunas estrategias para navegar estos retos comunes del verano y encontrar la alegría personal.

 

Una fuente importante de estrés en verano es el miedo a perderse algo, o FOMO. Puede ser tentador asistir a cada evento y reunirse en grupos, grandes o pequeños. Un enfoque útil es reflexionar sobre las razones personales para participar en estas actividades. A veces, elegir decir no y tomar tiempo para descansar puede ser la decisión más satisfactoria. Todos tienen diferentes preferencias y límites, y reconocer esto puede aliviar mucha de la presión. Encontrar alegría en placeres simples, como despertar sin alarma, disfrutar de un desayuno tranquilo o tener conversaciones sinceras con amigos, puede enriquecer significativamente el verano de uno. La temporada no se trata de cumplir una lista de actividades, sino más bien de disfrutar cada momento por lo que ofrece de manera única.

 

Otro problema generalizado es la trampa de comparación en redes sociales, donde la vida de todos parece perfecta. Es crucial recordar que estas imágenes a menudo representan una versión curada de la realidad. Aquellos que realmente están disfrutando de sus momentos generalmente están demasiado involucrados como para pausar y documentarlos. Redirigir el enfoque a los intereses y alegrías personales puede ayudar. Ya sea leyendo en un parque, montando en bicicleta por el campo o simplemente disfrutando de un día tranquilo en casa, perseguir estas actividades puede llevar a una felicidad genuina. La alegría no proviene del esplendor de los eventos, sino de apreciar y abrazar cada experiencia tal como viene. Cultivar una mentalidad de gratitud puede transformar cada momento simple en una experiencia deliciosa.

 

El verano debería ser una temporada de relajación y contento, no de estrés y comparaciones. Al sintonizar con las necesidades individuales y centrarse en lo que realmente trae felicidad, todos pueden disfrutar de la temporada de su manera única.

 

Por Lorena Bernal.

Utilizado para un artículo en The Independent Newspaper (UK)