En nuestro mundo moderno y acelerado, el trabajo a menudo consume una parte significativa de nuestras vidas. Es un ámbito donde contribuimos, aprendemos y nos esforzamos. Sin embargo, es esencial recordar que el trabajo es solo una pieza del vasto rompecabezas que conforma nuestra existencia. Hoy, exploremos cómo podemos pasar de simplemente soportar a encontrar activamente alegría y propósito en esos días que parecen solo «meh», utilizando la atención plena y la autorreflexión como nuestras herramientas.

 

Fundamentalmente, el trabajo sirve a varios propósitos. Es donde podemos servir a otros, ganarnos la vida, crecer profesionalmente y utilizar nuestras habilidades únicas. Sin embargo, es crucial reconocer que nuestro trabajo no es la totalidad de nuestras vidas. Hay una diferencia sustancial entre estar en «modo trabajo» —donde el enfoque está en resultados como ganancias financieras, crecimiento profesional o búsqueda de validación— y abrazar el «modo amo mi vida», que enfatiza el disfrute, la gratitud, la persecución de pasiones y la creatividad. Mientras algunas personas tienen la suerte de encontrar un trabajo que encienda su pasión, muchos están en un viaje para encontrar esa alineación. Para aquellos que aún están buscando, integrar estos diferentes aspectos de la vida es el objetivo final.

 

El concepto de atención plena juega un papel crucial aquí. La atención plena consiste en estar presente en el momento, comprometiéndose completamente con sus actividades actuales o con las personas con las que está. Implica dejar ir las ansiedades sobre el futuro o los arrepentimientos del pasado, permitiéndonos sumergirnos en el aquí y ahora. Esta práctica es vital tanto para nuestra vida profesional como personal.

 

Es importante no desconectarse de tu verdadero yo mientras estás en el trabajo. Distanciarte de tu núcleo durante las horas de trabajo puede dificultar más reconectarte contigo mismo después. En cambio, aprovecha las partes de ti que son hábiles y apasionadas por tu trabajo, apreciando y siendo agradecido por estas cualidades. Esto no significa llevar tu yo completo al trabajo, sino enfocarte en los aspectos que prosperan en tu entorno profesional.

 

Además, es crucial abstenerse de juzgar duramente tu trabajo. Verlo como inferior, mundano o demasiado crítico solo añade estrés innecesario. Cada trabajo tiene su importancia, y reconocer el valor en lo que haces, sin comparación ni juicio, fomenta un sentido de gratitud y presencia.

 

Ahora, profundicemos en cinco reflexiones diseñadas para ayudarte a descubrir los aspectos positivos de cualquier día de trabajo y fomentar una conexión más profunda contigo mismo:

 

  • ¿Cómo hice un impacto positivo hoy? Reflexiona sobre tus contribuciones, por pequeñas que sean, y aprecia la diferencia que han hecho.

 

  • ¿De qué manera crecí hoy? El crecimiento puede encontrarse en los pasos más pequeños. Reconoce y celebra estos momentos de desarrollo personal y profesional.

 

  • ¿Cómo puedo enfrentar mañana con curiosidad en lugar de temor? Cambiar tu mentalidad para ver los desafíos potenciales como oportunidades puede transformar cómo percibes el día que viene.

 

  • ¿Qué aspectos de mí mismo traje al trabajo hoy y cómo mejoraron mis tareas? Reflexiona sobre las habilidades y cualidades que utilizaste, cómo contribuyeron a tu éxito y qué aprendiste al enfocarte en ellas.

 

  • ¡Elogíate a ti mismo! Reconoce tu resiliencia, logros y los obstáculos que has superado. Celebrar tus éxitos, grandes o pequeños, es crucial para mantener una visión positiva de ti mismo.

 

Incorporar estas reflexiones en tu rutina diaria puede alterar significativamente tu percepción del trabajo, transformando días mundanos o desafiantes en oportunidades para el crecimiento y la realización personal. Te animan a mantenerte presente, reconocer tus contribuciones y equilibrar tu vida profesional y personal de manera efectiva.

 

Al concluir tu jornada laboral, haz un esfuerzo consciente para desconectarte del modo trabajo. Reconéctate con todos los aspectos de ti mismo, no solo con aquellos que involucras profesionalmente. Abrazar tus pasatiempos, disfrutar del tiempo de calidad con tus seres queridos o deleitarte en momentos de soledad. La riqueza de la vida se extiende mucho más allá de nuestros trabajos, llena de oportunidades infinitas para la alegría, el descubrimiento y la satisfacción.

 

Al encontrar lo bueno en cada día, no solo estás sobreviviendo; estás prosperando. Este enfoque no solo mejora tu jornada laboral, sino que enriquece toda tu vida, demostrando que incluso los días más «meh» pueden tener valor y propósito. Recuerda, cada día es un nuevo capítulo en tu vasta y vibrante vida; abrázalo completamente.

 

Lorena Bernal

 

Articulo utilizado en Stylist Magazine.