Los exámenes siempre han sido una fuente de estrés y ansiedad para los estudiantes. La anticipación, la preparación, las altas expectativas: todos estos factores contribuyen a un torbellino de emociones. El día de los resultados, estos sentimientos culminan en un momento que puede traer alegría o decepción. Como padres, lo que decimos y, más importante, cómo nos sentimos, es crucial para ellos, para nosotros y para nuestra relación con ellos. Sin embargo, no te preocupes demasiado, ya que no somos los únicos que influirán en cómo se sienten respecto a los resultados. Nuestro trabajo es amarlos y estar, de alguna manera, separados de sus resultados académicos, ayudándoles a hacerse amigos de esas emociones de estrés y ansiedad, y mostrándoles que están seguros mientras exploran cómo se sienten al navegar por esas olas emocionales.

 

Es importante reconocer que no es fácil para los padres, especialmente hoy en día, enseñar a sus hijos lo importante que son la escuela y los resultados, y al mismo tiempo mostrarles que no es lo único que importa, porque nuestro objetivo final—la felicidad—no depende de su camino académico. No es fácil evitar sentir miedo si están fallando, o si los vemos siendo perezosos o no trabajando tan duro como creemos que deberían. Encontrar el equilibrio entre qué decir para no poner demasiada presión, pero a la vez transmitir la importancia de sus esfuerzos, puede ser un desafío.

 

Lo más importante es venir desde el lugar adecuado, mantener tus miedos bajo control, y aceptar y respetar quiénes son mientras maduran lo suficiente para construir su propio futuro. Permíteme ayudarte a encontrar algunas ideas sobre qué no decir a tus hijos el día de los resultados de los exámenes, basándome en cómo podemos apoyarlos mejor y centrándonos en lo que realmente importa: su crecimiento personal y su felicidad.

 

Reconociendo la Injusticia de la Presión de los Exámenes

Puede parecer bastante injusto tener tanto en juego en un solo examen. ¿Qué pasa si tu hijo tiene un mal día? ¿Qué pasa si no ha dormido bien y olvida información crucial? Aunque todos podemos estar de acuerdo en lo injusto que puede ser este sistema, es la realidad con la que debemos lidiar hasta que se produzcan cambios. Lo mejor que podemos hacer es adaptarnos y ayudar a nuestros hijos a enfrentar las presiones a las que se enfrentan. Y de alguna manera confiar en que su sabiduría interna los guiará hacia su misión en la vida.

 

La Diferencia Entre el Valor y el Rendimiento

Idealmente, deberíamos empezar a diferenciar el valor de nuestros hijos de su rendimiento escolar desde que son muy pequeños. De esta manera, no tendremos que aprender bajo presión qué decir o hacer en el último minuto cuando estén abrumados. Es esencial darnos cuenta de que su rendimiento en la escuela no define quiénes son, su inteligencia, o su futuro potencial éxito. Todos podemos estar de acuerdo en que el éxito definitivo equivale a la felicidad, y la verdadera felicidad proviene de otras áreas como la autoaceptación, el amor propio, la amabilidad, la compasión y la gratitud, no solo de los logros académicos. Al centrarnos en estos valores, preparamos a nuestros hijos para enfrentar los exámenes y otros desafíos de la vida con la mentalidad correcta.

 

La Visión Global

El sistema escolar, diseñado hace mucho tiempo para integrar a las nuevas generaciones en la fuerza laboral, no es el determinante último de la felicidad o el éxito. Muchos estudios han demostrado que lo que realmente hace feliz a la gente es estar al servicio de los demás y marcar la diferencia en sus vidas. La fuerza laboral está destinada a darnos una posición económica, pero también debe ser vista como nuestra manera de llevar nuestro talento al mundo y colaborar con otros seres humanos. Sanarlos como médicos, ayudarlos como abogados, o enseñarles como maestros, etc., pero también hay otras maneras. Lo que aprendemos en la escuela y el sistema actual no está completamente diseñado para fomentar toda la amplia variedad de posibles talentos y formas de compartirlos con el mundo. Si por alguna razón este camino tradicional no es el adecuado para expandir el potencial de tus hijos, seguro que se descubrirán otras maneras. Saber esto en nuestros corazones nos ayudará a estar más tranquilos y confiados ante cualquier resultado.

Necesitamos fomentar la disciplina, el esfuerzo y una ética de trabajo sólida, no como medidas de valor, sino como herramientas para lograr los resultados deseados dentro del sistema existente. Este enfoque ayuda a los niños a comprender que, si bien sus esfuerzos en el estudio son esenciales, no definen su valor intrínseco ni su misión en la vida.

 

Ideas de Qué No Decir el Día de los Resultados

  1. «Tu hermano/hermana lo hizo mejor en esa asignatura.»
    Comparar a los hermanos puede generar sentimientos de insuficiencia y resentimiento. Cada niño es único, con diferentes fortalezas y debilidades. En lugar de compararlos, celebra sus esfuerzos y logros individuales.
  2. «Pensaba que te habían predicho una nota más alta.»
    Expresar decepción por su rendimiento puede ser increíblemente desmoralizante. Las predicciones no son más que eso: predicciones. Enfócate en su esfuerzo y en el trabajo duro que han puesto.
  3. «Esta nota afectará tu futuro.»
    Aunque es cierto que los resultados de los exámenes pueden influir en las oportunidades, enfatizar esto puede añadir presión innecesaria. Reasegúrales que hay múltiples caminos hacia el éxito y que un examen no definirá su futuro entero.
  4. «¿Por qué no estudiaste más?»
    Esta pregunta solo añade culpa y estrés. En su lugar, pregúntales cómo se sintieron respecto al examen y qué piensan que podrían mejorar para la próxima vez. Esto promueve un enfoque constructivo del aprendizaje.
  5. «Estoy decepcionado contigo.»
    Escuchar esto de un padre puede ser devastador. Tu hijo necesita saber que tu amor y apoyo son incondicionales, independientemente de sus resultados académicos.

 

Qué Decir en su Lugar

  1. «Estoy asombrado del esfuerzo que has puesto, bravo.»
    Reconocer su trabajo duro les ayuda a sentirse valorados por su dedicación, no solo por sus resultados.
  2. «¿Cómo te sientes respecto a tus resultados?»
    Esto abre un diálogo y les permite expresar sus emociones, haciéndoles sentir escuchados y comprendidos.
  3. «¿Qué crees que has aprendido de esta experiencia?»
    Animarles a reflexionar sobre su experiencia les ayuda a ver los exámenes como una oportunidad de aprendizaje y no solo como una prueba de conocimiento.
  4. «Eres mucho más que tus notas.»
    Reafirmar su valor más allá del rendimiento académico les ayuda a mantener una autoestima saludable.
  5. «Estoy seguro de que puedes encontrar el próximo paso, estoy aquí si quieres hacerlo juntos.»
    Hazles sentir que confías en su sabiduría, pero ofrecerles apoyo y orientación para el futuro les hace sentir menos solos y más capaces de enfrentar los desafíos.

 

Apoyándolos Durante el Proceso

Durante el Tiempo de Estudio

Respeta los hábitos de estudio únicos de tu hijo. Algunos niños pueden estudiar durante largas horas, mientras que otros necesitan descansos frecuentes. Tu apoyo debe centrarse en comprender y respetar sus métodos, no en imponer los tuyos. Si estudian “demasiado,” respétalo. Si hacen pausas frecuentes y piensas que están “perdiendo el tiempo,” respétalo. Asegúrate de que tus comentarios o consejos provengan del lugar adecuado para que puedan decidir si seguir tu consejo o continuar a su manera.

 

Estrés Previo al Examen

Estate presente para escuchar sus preocupaciones y validar sus sentimientos. La ansiedad y el estrés son respuestas naturales a situaciones de alta presión. Al reconocer estas emociones, les ayudas a desarrollar resiliencia y mecanismos de afrontamiento. No tengas miedo de su estrés o agobio; estas sensaciones pueden ser grandes maestras si se abordan correctamente, haciéndolos más fuertes a medida que aprenden a superarlas.

 

Después del Examen

Una vez que el examen ha terminado, anímales a relajarse y confiar en el proceso. Si han dado lo mejor de sí mismos, asegúrales que el resultado ya no está en sus manos. Si lamentan no haber estudiado más, ayúdales a verlo como una experiencia de aprendizaje para el futuro. Recuérdales que lo que deba suceder, sucederá, y que su futuro no está determinado por este único resultado.

 

En conclusión, el día de los resultados de los exámenes es un momento crítico en la vida de tu hijo, pero no define su futuro ni su valor. Al elegir nuestras palabras con cuidado, podemos apoyarlos de una manera que fomente la resiliencia, el valor propio y una visión positiva de la vida. Recuerda, el objetivo final es ayudarles a convertirse en individuos felices y completos que entienden que el éxito se define por mucho más que las notas en un papel.

 

Buena suerte a todos, y recuerda, el mundo necesita a tus hijos, sus talentos, su potencial, sus ideas, su pasión, su presencia… Disfruta el viaje de cumplir tu misión de ayudarles a descubrir su verdad.

 

Por Lorena Bernal

Artículo publicado en Belfast Telegraph